Enero es un buen mes para renovar la piel y nutrirla, ya que debido a condiciones climáticas duras, por temperaturas bajas, viento, ventisca, nieve, etc., las pieles aparecen más pálidas, fruto de la vasoconstricción. Los capilares se contraen y disminuye la irrigación, de modo que llega menos oxígeno y nutrientes a las células, se retarda el recambio y se acumulan las células muertas, lo que confiere al cutis un aspecto opaco y grisáceo.
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