Para mucha gente la alimentación es un tema cada vez más importante. Evaluamos qué comemos mucho más que antes, sobre todo porque nos hemos dado cuenta de la importancia que tiene para nuestra salud. En concreto, tres de cada cuatro españoles considera que lleva una dieta saludable, según el II Estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon. Y el 82,5% de los encuestados afirma que mira los ingredientes de los productos cuando va a hacer la compra y el 54% toma la decisión influenciado por lo que lee en las etiquetas. Teniendo en cuenta estos datos, no es de extrañar que la gente decida eliminar ciertos productos de su régimen diario, pero ¿cómo puede afectar realmente?
Los lácteos, el azúcar y el gluten son algunos de los ingredientes más cuestionados últimamente por los especialistas en nutrición, para saber cómo afectaría suprimirlos de la dieta Tamara Pridgett cuenta a 'Pop Sugar' cómo reaccionó su cuerpo después de estar sin tomarlos durante 21 días.
La joven que realizó el experimento se sintió con más energía durante el tiempo que estuvo sin consumir productos con estos ingredientes
La joven relata que nunca ha seguido una dieta estricta o restrictiva: "No me malinterpreten, no tengo absolutamente nada en contra de estas, pero para mí no es necesario. Nunca he tenido el deseo de contar calorías o ir bajo en carbohidratos". Pero lo que si le enseñaron desde pequeña es a fijarse en los nutrientes que le estaba proporcionando al cuerpo para que su día a día y su rendimiento deportivo pudieran ser óptimos.
Cambio en la piel
"Mi piel es muy sensible, si la miro lo suficiente en el espejo, me saldrá un grano", bromea Pridgett. "Lo he intentado todo y muy pocas cosas funcionan", señala al tiempo que menciona que en el octavo día del programa notó que su frente se estaba volviendo más tersa, hidratada y con mejor aspecto. De hecho, cuando reintrodujo estos alimentos en su dieta se dio cuenta de que "las grandes cantidades de avena y lácteos eran la causa del mal estado de mi frente".
Más energía
La conejilla de indias no solo descubrió un notable cambio en su piel, también sintió que tenía más energía. "Prometo que es verdad", destaca para los incrédulos. Pridgett fue tomando notas durante los 21 días para evaluar su proceso y una de ellas era clara (y esquemática): "Más energía. Despertar antes de lo normal".
Aclara que su horario o ritmo de trabajo no había variado durante ese periodo: "También me despertaba a las 4:45 para entrenar, pero por una vez, de verdad tenía energía para levantarme. De hecho, a veces me despertaba antes de que sonase el despertador".
Los antojos
"Me encantaba el helado de galleta con pepitas de chocolate y mis ganas de comerlo no desaparecieron repentinamente, simplemente me aguanté", narra. Después de enfrentarse a sus antojos durante unos minutos, estos se disiparon, "y si realmente sentía la necesidad de tomar azúcar, comía mantequilla de almendras, fruta o un zumo casero", destaca.
Comer por aburrimiento
La joven tenía la costumbre de comer bocadillos cuando estaba aburrida o de mal humor. Seamos sinceros, no solo ella, todos lo hacemos: ¿cuántas veces estabas en casa mirando las musarañas y te has acercado a la nevera en la última semana?
En los primeros días, sí que tomó algún 'snack' si se sentía mal, pero con el tiempo pudo eliminarlos y si sabía que iba a tener un día más largo o que iba a hacer ejercicio, siempre tenía a mano unas nueces o fruta pelada.
Conclusión tras 21 días
"Sorprendentemente encontré agradable eliminar estos ingredientes. Además, me facilitó las semanas ya que tenía que planificar y preparar todo lo que iba a comer con anticipación", señala Pridgett después del experimento. Aunque ha vuelto a comer como lo hacía anteriormente, manifiesta que le gusta "tener un plan que pueda seguir si siento que me he excedido con los postres o cuando siento que no he estado comiendo bien".
Eso sí, aunque a Pridgett le haya salido así la dieta, no significa que todo el mundo va a reaccionar del mismo modo. Si lo que quieres es mejorar tu alimentación lo que deberías hacer es elaborar un programa de régimen con un experto en nutrición que te haga una dieta personalizada.