Cada año la frontera entre el invierno y la primavera se hace más difusa, ya que por el calentamiento global los inviernos son más cálidos y la primavera tiende a adelantarse. Esto hace que la astenia primaveral pueda pillarte desprevenida, y sientas sus síntomas sin ser plenamente consciente de a qué se deben.
Las causas no solo tienen que ver con la temperatura, sino con el cambio de presión atmosférica, el aumento de horas diarias de luz y las variaciones que hacemos en nuestra vida a raíz del cambio horario por las horas de luz, que en resumen se traduce en más horas de actividad física e intelectual.
A la hora de buscar complementos en nuestra dieta que palien estos efectos hay que tener en cuenta que además de la fatiga, solemos desarrollar cierta irritabilidad, dolores de cabeza, problemas para mantener la concentración y somnolencia.
Un estudio de la Fundación Alimentación Saludable reflejó, además, que las mujeres acusan estos síntomas en mayor medida, en base a las pruebas realizadas a 2.400 personas, entre las que también identificaron que la franja de edad de 40 a 60 años sufren los síntomas por encima de otras edades.
Vitaminas, minerales, energizantes.